31 enero, 2009

Los Tudor



Casualmente la descubrí por internet hará unas semanas, y no pude evitarlo, me llamó tanto la atención que acabé comprándome la primera temporada por probar, y la misma la he acabado de un tirón. Ha sido visto y no visto. Y es que debo confesarlo, habiéndose estrenado en España a finales del 2007 (canal +, de pago), habiendo estado nominada a varios Emmy, yo descubro su existencia ahora. Pero no he perdido el tiempo, pronto continuaré con la segunda, pues la serie engancha desde un comienzo , ya sólo por la estética y puesta en escena de algunos actores. 

Ya de primeras, bien es verdad, llama la atención el aspecto en la serie de Enrique VIII , desde luego no es acorde con la verdadera imagen que debía tener este monarca. Es más, aparece como si tuviera una edad similar a la de Ana Bolena, cuando en realidad debieron llevarse mínimo 10 años de diferencia (él más que ella).

Está claro que la serie no es acorde al 100% con la historia que nos ha llegado a nuestros días. Pero salvo algunas salvedades que he leído por ahí, sabe alentar a la curiosidad del espectador para que investigue por otros medios sobre lo que cuenta. En mi caso por ejemplo, me ha hecho descubrir cosas que hasta ahora no sabía, como la existencia de lectura prohibida que llegó a manos de Enrique VIII, escrita por mano del hereje Tyndale, y que vino a darle coraje para su enfrentamiento posterior con el Papa y la iglesia.

Hay sucesos históricos bastante relevantes que la serie no los ignora, como la llegada de la 'enfermedad sudorosa' a la corte inglesa, la existencia del cardenal Wolsey y su impronta sobre las decisiones de Enrique VIII, las conspiraciones que tornan en derredor del rey (como ocurría en toda corte)... Si bien es cierto que hay otros detalles que caben hacer mención, y que es importante que no se engañe el espectador creyéndose todo lo que vea, como la princesa y hermana de Enrique VIII, Margarita. Ésta, es una combinación de las dos hermanas que tuvo en realidad, María de Tudor y Margarita (quizás para evitar confusión con la también llamada María, hija de Catalina de Aragón). 

Un elemento clave de esta afamada serie, quizás sea la atrayente y cuidada estética ya no solo en el físico de los personajes, sino también en el vestuario y ambientación de la época. Aunque un poco engañosa, pues la depilación reflejada en extremo debió brillar por su ausencia en aquel siglo, entre otras cosas. No obstante, la altivez y esplendor de una reina como Catalina de Aragón ha sabido plasmarse muy bien, como también la actitud descarada que debió tener Ana Bolena, y la extrema vanidad del rey, que no llevaba nada bien se le llevara la contraria.

Gracias a esta serie he descubierto a actores que me han parecido sobresalientes, como nuestra reina, hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón, encarnada por la actriz Maria Doyle Kennedy; o bien el consejero del rey Thomas More, cuyo personaje lo interpreta en realidad  Jeremy Northam. También un personaje que me encanta es la reina Margarita hermana del rey, cuya actriz fue Grabielle Anwar.

Hay hechos que acontecen de forma muy cercana en el tiempo, cuando en verdad debió distar entre ellos unos cuantos años. Hay finales de personajes que tampoco fueron así, como el que se verá proponen para el cardenal Wolsey. Salvo libertades varias que han tenido a la hora de narrar la historia, pienso que es una serie que merece tenerla en cuenta, eso sí, acompañándose de una lectura paralela de lo que verdaderamente fue. 


02 enero, 2009

Un día para el recuerdo (I)

Sira, nerviosa como era, iba a conocer por primera vez a su suegra. Aparentemente un hecho nada remarcable, salvo por la mera faceta de Katia de ser quisquillosa en extremo, y acompañándose ,casualmente, la torpeza innata de Sira. Tal combinación de por sí tenía que ser la mar de explosiva, en eso andaban las divagaciones de la joven, cuando llegó mucho antes de lo esperado a casa de la familia de su novio. Las preguntas que se hacía eran muchas, las esperanzas puestas bien pocas. ¿La aceptarían? ¿Sabría encajar sin cometer ninguna de sus típicas imprudencias? Estos pensamientos no se los había contado ni a sus más cercanas amigas, pues sabía que no tardarían ni un segundo en reírse de ella, considerándola una boba sin remedio.

Llegó a la puerta color ocre, bien definida de antemano por su chico, sabedor del despiste natural de la joven. Nada mas llamar le abrió la puerta Richard, así que de entrada sintió que todo acabaría según lo deseado. Previas presentaciones y saludos, se disponían a coger sitio en la mesa. Sira convino en ayudar al papá de Richard a poner la mesa y demás, mala decisión por su parte y buena carta de presentación, portaba la sopera y al querer dejarla en la mesa, todo su contenido volcó, para su espanto, en el regazo de katia. Ésta, quisquillosa como era, consiguió callar el alarido que apunto estuvo de salir de su boca, pues la sopa andaba bien caliente. No obstante, no pudo evitar un pequeño espasmo incontrolable por el quemazón que sentía, justo en el momento en que Richard se acercaba a socorrerla. Como éste, a la par, no pudo evitar mirar inquisitivamente a su chica, no se percató a tiempo del manotazo por parte de su madre que iba a recibir, claro está, sin quererse ni venir a cuenta. Pero Richard, dada la confusión del momento y la alegría empañada por lo que había ocurrido, pensó que su madre le había castigado por traer a 'esa chica tan ordinaria' (él sabía que ella así la definiría en ciernes). 

El amor de Richard por Sira sumado al malentendido, hizo gritar a su madre y llamarla multitud de epítetos incalificables e indeseados. Claro está, su padre salió en defensa de su mujer, y se vió forzado a echar de casa, dadas las circunstancias, a su hijo y a su sorprendente pareja. Entretanto, Sira se sentía obligada a solventar aquel entuerto, de tal forma que ni corta ni perezosa y sin pensarlo dos veces, cogió el pequeño regalo que llevaba en el bolso para Tomás, el padre.

Aunque el regalo se encontraba sin envolver, pues no había tenido tiempo, sabía que en un momento dado (ella no pensó que aquel no era el momento ideal), tenía intención de dárselo a Tomás. Conociendo por medio de Richard, la gran afición de su padre por las armas de colección, le había regalado una pistola alemana Walther, sabiendo que era su próxima y deseada adquisición. No pensó en la situación del momento, en medio de aquel caos incontrolable sacó la pistola con el cañón apuntando a Tomás. La reacción de éste no se hizo esperar, siendo un tanto inverosímil, imagino que para no desentonar en este cuadro de sucesos increíbles. 

En verdad este día quedaría recordado por toda la familia durante el resto de sus días. La cadena de sucesos no frenaba su marcha. El padre, al sentirse incomprendidamente amenazado por la joven, levantó el cuchillo jamonero que se encontraba en la mesa, apuntando en dirección a Sira. 

Y es que, para más inri y facilitar la increíble respuesta ante tal situación... los vecinos de encima de aquella casa cuya entrada era una puerta color ocre... habían sufrido un robo acompañado de violencia hacía un par de semanas. El entuerto acabó con dos heridos y los maleantes consiguieron escapar, éstos todavía estaban en busca y captura pues eran peligrosos. Y quizás por ello tenga algo de justificación, si cabe, la respuesta del pobre señor Tomás. Quien, creyéndose defensor de su amenazada familia, y sin soltar en ningún momento el largo y afilado cuchillo, consiguió marcar el teléfono de la Policía. Ésta venía en camino, hasta tal punto había llegado la situación que Richard se encontraba incapacitado para emitir cualquier sonido, Sira temblaba como nunca lo había hecho, eso sí, del puro nervio que contenía agarraba con tal fuerza el arma que bien parecía lo que no era. Kira, entre tanto, y sin poder esperar a que llegara la policía, había conseguido escabullirse para avisar a la vecina de al lado. Se trataba de Rosa, la alcahueta del vecindario, y la única que esos días vacacionales y a esa hora se encontraba en su casa. La pobre mujer, cuando Kira le contó lo que más pudo, y viendo que salía Sira (con el arma todavía asida a su mano)...