17 noviembre, 2008

Un presente perdido


"Agentes de la Policía Nacional han detenido a tres porteros de una discoteca ubicada en el Paseo de Pintor Rosales por la muerte de un joven de 18 años ocurrida esta madrugada en las inmediaciones del local. Al parecer, los arrestados golpearon a la víctima, que falleció por una contusión o afección miocardíaca"

Hoy en día hay conceptos que van quedando en desuso por la falta de práctica, tanto, que pienso que de aquí a un tiempo formen parte de lo utópico. 

La responsabilidad. Exactamente ¿cómo podría definirse? Ya lo decía  Yeats, ésta nace de los sueños. Pero en verdad ¿es así? 

Adolf Eichmann fue un nazi al que se le concedió la autoría de la exterminación masiva de judíos durante la segunda guerra mundial. Exactamente, su máxima responsabilidad era en el tema de  la logística o transporte de los deportados a campos de exterminio. Tan vívido sintió su cometido, que incluso justo después del fin de la guerra, siguió dando órdenes para el asesinato masivo de judíos.  Para Eichmann lo importante era cumplir con las estadísticas impuestas, a cualquier precio, y lo demostró hasta el final. Pero si él declaraba que sus actos eran consecuencia del cumplimiento de órdenes, y de su responsabilidad en su cumplimiento, ¿por qué acabó huyendo a la Argentina cuando llego el final, en vez de dar la cara? 

Igual que el padre que se impone la tarea de que su hijo sea un hombre de provecho, y con pocos escrúpulos acomete su responsabilidad paterna mediante castigos severos que bien podrían provocar un grave e irreversible daño al pequeño en un futuro. Igual que nuestros máximos responsables en la seguridad pública, que bien consiguen apresar no sin poco esfuerzo un día a un sanguinario criminal, y al cabo de unos pocos años ya está suelto y listo para su próxima víctima.

Por ocurrírseme podría haber infinidad de casos. Son muy frecuentes las ocasiones en que el sentido del deber vela nuestro juicio para a veces llegar a conclusiones inesperadas e indeseadas. Y es que el ser humano es frágil en extremo, estamos rodeados de una fina membrana delimitadora entre cordura e inconsciencia, entre racional e ininteligible. La posible solución quizás radique en buscar la causa, el detonante que hace saltar nuestros resortes de seguridad y que aniquila muchas veces nuestra propia confianza. 

Somos humanos, y por ello somos especialmente frágiles ante un mundo mal construido. Debemos salvaguardarnos de posibles afrentas que nos depare el destino, ¿pero cómo? ¿es posible? Quizás aquí jugara un papel importante la filosofía, tan discutida últimamente la validez de su existencia, así como discutida la de tantas disciplinas por considerárselas 'innecesarias'. Y si en verdad la capacidad de raciocinio es lo que nos diferencia en gran medida para con los animales, no hay que olvidarse de cultivarla, pues ya se sabe, presente recibido y no aprovechado, casi seguro es perdido.


09 noviembre, 2008

'El rojo de las flores', de Anita Amirrezvani



Os recomiendo lean este libro, para mi realmente ha sido una revelación. Ya no sólo la historia en si es novedosa, considerando que el contexto en el que acontece es en la antigua Persia del Siglo XVII, sino también porque es una historia fresca, dolorosa en algunos momentos, pero a la vez enriquecedora, que narra de forma conmovedora cómo una joven cambia el rumbo predestinado de su vida, para conseguir hacer lo que realmente quiere. 

Como comento, en sus páginas se descubre la vida de una joven persa que queda huérfana pronto, hecho que ya de por sí añade más miseria a la mujer en este recóndito lugar del planeta (no ya tanto por la época que hablamos, como se está viendo en la actualidad) La joven y su madre tendrán que hospedarse para conseguir sobrevivir en casa de un familiar lejano y desconocido hasta entonces, y ésto, unido a la gran maña de la niña en el arte de tejer alfombras, permitirán que el rumbo de la vida de ambas cambie de forma insospechada, y muy positivamente para ellas aún a pesar de ser mujeres.

Me ha gustado mucho el libro puesto que ya no solo está narrado de forma que engancha desde el comienzo, sino porque paralelamente a la historia, se cuentan más cosas, se descubren peculiaridades del mundo antiguo persa, conceptos sociales y hechos inimaginables en nuestro mundo (y paredes) modernas. 

Ya nada más verlo entre los estantes de la librería, llama la atención su título, quizás porque no viene a decir nada del contenido que encierra, y a la vez dice mucho. Pero no sólo eso, la autora no menciona apenas (en toda la trama), el nombre de la protagonista, el por qué viene a ser  explicado en la última línea del libro, un detalle y muy simbólico por cierto.

El libro cuenta, pero a la vez enseña y alecciona, demostrándonos que el camino correcto y único viable en la vida de una persona, es sobre todo luchar por lo que quieres, por tus aspiraciones, y más aún por lo que importa, tus sueños.




Yoísmo y nada más


Algo inevitable para muchas personas es hacerse notar, quizás una de las peores desgracias que pudieran sufrir en sus preciadas carnes sería el sentirse ignorados, inadvertidos. Bien mirado y a simple vista, no parece que sea más que un simple vicio en la personalidad, pero profesar 'in extremis' el  inefable yoísmo, bien es cierto, que ha provocada a lo largo de nuestra historia múltiples e irreversibles trastornos. ¿O no es así? 

Como del estado de sorpresa no acabo saliendo nunca en este mundo en que vivimos (por ello soy consciente que en la vejez tendré bien marcadas mis futuras arrugas frontales), he intentado aficionarme al yoga o similar deporte que consiga llevarme a un estado relajado, algo que todavía no he conseguido. Y así, otro absurdo nace noticia. Por lo visto unos jóvenes (en lo único que considero me asemejo a ellos), cuya ocurrencia fue hacerse oir haciendo algo tan absurdo como quemar unas fotos de los reyes de España, se han hecho eco otra vez. Con multa o sin ella, absueltos o no, yo lo tengo claro. Es otro ejemplo de yoísmo mal encauzado, innecesario y dañino. Ellos y otros que los secunden,  pensarán que son revolucionarios, héroes, pero ¿de qué? No son mas que unos ruines, villanos y además ignorantes. 

Ésto queda muy bien explicado en un artículo del Heraldo de Aragón de este viernes, escrito por el catedrático de la complutense,Lorenzo Martín-Retortillo. 'Quemar al enemigo', algo que desde siempre se ha hecho, como bien se hizo en su día con Miguel Servet. Y es que, si estos jóvenes no fueran ignorantes, bien sabrían que ya hace casi 70 años, el pueblo se hizo oir cívicamente, y por urnas decidió que no quería una Monarquía. Por lo tanto, un cambio en nuestra estructura política y demás puede lograrse, luchando claro está, pero siempre, por favor, por vías que se fundamenten en el respeto al prójimo. El fin no justifica los medios.

Algo parecido, siempre por el afán de hacerse oir y demostrar ser el poseedor de la verdad, ocurrió durante la Guerra Civil Española. No es un secreto a voces que fue una guerra entre vecinos en muchas ocasiones. El odio y rencillas latentes entre la población, hacían acto de presencia y se valían de la excusa de la guerra, para liquidar a 'su enemigo'. Un ejemplo clásico es el asesinato del poeta Federico García Lorca, que curiosamente era afín al Frente Popular, y paralelamente tenía amigos nacionalistas. 

Dejemos que hable la razón, pues la cabeza no ha de servir tan sólo de adorno, y comprobado está que el no uso de un órgano puede llegar a atrofiarlo. Podremos tener ideas revolucionarias, pensamientos que creamos nuestra verdad, pero no hay que olvidar que verdad no hay sólo una, sino tantas como personas. Y lo plausible e inteligente, sería ser capaces todos juntos de conseguir UNA VERDAD COMÚN, medios hay, ganas de conseguirlo, esa quizás ya sea otra historia.

P.D.: Actualmente se habla mucho de la 'memoria histórica', pero el término no está bien expresado en realidad. La memoria es algo individual y subjetivo, pero nunca se puede decir que es 'colectiva' o 'histórica'. La memoria es un concepto que lleva intrínseco el matiz 'histórico -a'.