Caminando siempre Solos

Muchos recuerdos vinieron a mi mente aquella tarde, algunos buenos y otros no tan buenos, y es que es curioso la cantidad de momentos que pueden llegar a llenar la vida de una persona, las sensaciones vividas que ya no volverán a repetirse, porque aunque así sea ya no será igual. Un solo sms a mi móvil para que se desencadenara toda esta vorágine de pensamientos, y a lo que yo me preguntaba, dónde queda la amistad de entonces? será que las relaciones humanas son tan frágiles que sin saber cómo cualquier día sufren una ruptura permanente? ¿O bien nos engañamos a veces y creemos que tenemos algún fuerte nexo de unión con alguien, y en realidad éste nunca ha existido?

El ser humano es un ser social, y como tal, necesita constantemente del contacto humano, de la comunicación con el prójimo. Continuamente se generan relaciones con los demás, al interactuar durante la vida cotidiana para ir a comprar a la panadería de costumbre,donde te atiende una chica muy amable, al ir al trabajo y conversar con tus compañeros, al quedar a tomar algo con tus amigos, o incluso con uno mismo se habla (aunque ésto último no se hace tanto y se debería hacer más) Sabemos que ésto es un echo, y sin embargo no llegamos a estar preparados muchas veces para el eterno final de cualquier relación (y aquí no me quiero poner melodramática pero así es). Y cuando llega el final de cualquier tipo de nexo que tengamos con alguien que verdaderamente nos importa... se nos hace un nudo en el estómago, sufrimos ansiedad, pánico, desconsuelo incontrolable, nuestro interior se convierte en una tormenta sin fin. A qué puede ser debido? Quizás a que no llegamos nunca a estar preparados, a la mala costumbre del hombre de creer que nunca le va a pasar lo inevitable, de que nunca va a dejarse llevar y sucumbir a la soledad camuflada, que siempre nos acompaña aunque no la veamos por estar rodeados de gente, y sólo nos percatamos de la misma, atisbamos retazos, cuando nos vemos solos por momentos... Puede que el miedo a la soledad sea porque cuando llega, siempre viene con la misma invitación, la de hacernos pensar en nosotros mismos, y con ello a analizarnos, pensar en la realidad de nuestros errores cometidos y sus consecuencias, de palabras que nos dieron vida cuando las oimos y ya no podremos volver a escucharlas, sea porque la persona querida no está ya "entre" nosotros o "con" nosotros, o bien por no pensar en lo que ya no podremos hacer y nos quedó como tarea pendiente y ya imposible (decirle un te quiero a un ser querido que se fué...)

Y es que despues de meses sin hablarme, sin contestarme a mis mensajes iniciales mas que un mes después, la que bien creía que sería mi amiga por bastante tiempo al menos, me mando un solo mensaje (no para preguntarme como bien sería lo más normal qué tal estaba o que era de mi) No, la realidad bien era otra, sólo me decía: ¿Quieres un cachorro de cocker negro que regalan? Me quedé sin palabras...