Una Leyenda Urbana: 'Fantasmas Autoestopistas'
Hablemos de fantasmas o almas en pena... Muchos de vosotros pensaréis que el mero hecho de hablar de la posiblidad de la existencia de éstos, es perder el tiempo. Pero yo os pregunto, acaso no hay fenómenos de la naturaleza... que todos sabemos que existen y están ahi, a pesar de que no los vemos ni los sentimos...? Tal sería el caso de los famosos Agujeros Negros, nadie los ha visto pero ahí están... Con ésto quiero decir, acaso sólo existe lo que podemos tocar, sentir...?¿Por qué hay gente que llega a vivir 'experiencias paranormales'? ¿Son todas falsas o algo hay de verdad?¿Dónde vamos después de nuestra muerte terrenal?
Os transcribo 3 historias que cuentan con la fama de ser las más representativas y verídicas que hay hasta el momento, de los llamados 'Fantasmas Autoestopistas' ...
La Joven Autoestopista Fantasma
En 1931 una joven fue asesinada mientras era conducida a su casa después de un baile en el O'Henry Ballroom de la avenida Archer de Chicago. Vistiendo su blanco vestido de fiesta y sus zapatos de baile, fue enterrada en el Cementerio de la Resurrección, también en la misma calle.
Durante varios años después de lo ocurrido, algunos automovilistas han declarado haber visto a una joven con un antiguo vestido blanco practicando el autostop en la avenida Archer. Se cuenta que, sobre todo, la recogían hombres solteros o que ella subía a los coches sin ser invitada y pedía que la llevaran a casa y luego les hacía dejarla en el Cementerio de la Resurrección. Algunos automovilistas han asegurado que la mujer salía del coche sin abrir la puerta.
Una noche del mes de diciembre de 1977 un hombre pasó en coche y reparó en una mujer joven vestida de blanco detrás del portón del Cementerio de la Resurrección. Creyendo que tal vez se hubiera quedado inadvertidamente cerrada dentro, el automovilista llamó a la policía.
Pero cuando llegaron, la joven había desaparecido. Notaron, sin embargo, que las barras de hierro forjado del portón del cementerio estaban ligeramente dobladas hacia fuera y distinguieron a ambos lados las huellas de dos manos.
Un Muchacho que Desaparece
Una noche de invierno de 1965, Mae Doris, de Tulsa, Oklahoma, emprendió sola el viaje de sesenta y cinco kilómetros para ir a la casa de su hermana en Pryor. .Mientras conducía por la autopista 20 -recordó Doris- a pocos kilómetros al este de la población de Clarenmore, pasé por delante de un colegio y vi a un muchacho que parecía tener once o doce años haciendo autostop en la orilla de la carretera.»
Compadeciéndose de un muchacho tan joven en una noche tan fría, Doria detuvo el coche y se ofreció a llevarle. «Él subió y se sentó a mi lado en el asiento delantero -dijo ella-, y charlamos sobre las cosas de que suelen hablar las personas que no se conocen.» Doria le preguntó qué estaba haciendo en aquel lugar, y él le dijo: «Jugando a baloncesto en el colegio.» El pasajero parecía tener 1,65 metros de estatura y buena constitución, «como un muchacho aficionado a los deportes y que ejercitaba los músculos». Era blanco, de cabello castaño claro y ojos grises azulados. Pero, sin saberlo, Mae Doria habla recogido a un fantasma autostopista.
El muchacho señaló al fin una alcantarilla en las afueras de Pryor y dijo: «Déjeme allí.» Como no vio ninguna casa ni luces, Doria le preguntó dónde vivía, a lo cual respondió el chico: «Allí.» Ella estaba tratando de adivinar dónde era «allí» cuando el pasajero desapareció sencillamente. Doria detuvo inmediatamente el coche y se apeó de un salto. «Corrí alrededor del automóvil, casi histérica -dijo-. Miré en todas partes, arriba y abajo de la carretera, a la izquierda y a la derecha, pero fue inútil. Había desaparecido.» Más tarde, recordó Doria que el autostopista no llevaba chaqueta, a pesar del frío invernal. Una conversación casual con un empleado de una empresa de servicio público, mantenida dos años después del suceso, la enteró de que el personaje fantasma había sido recogido por primera vez en el mismo lugar en 1936.
Un Autoestopista Pertinaz
Estaba conduciendo su automóvil desde Mayagüez, Puerto Rico, hacia su casa en Arecibo, en la noche del 20 de noviembre de 1982, cuando Abel Haiz Rassen, mercader árabe que vive en Puerto Rico, cruzó un sector conocido como The Chain. Un hombre calvo estaba de pie en la orilla de la carretera, haciendo autostop. Haiz Rassen miró al hombre, que tenía unos treinta y cinco años y vestía camisa gris y pantalón vaquero pardo, y siguió adelante.
Pero cuando se detuvo ante un semáforo en rojo en la siguiente encrucijada, se paró el motor de su coche. Mientras trataba de ponerlo de nuevo en marcha, no se dio cuenta de que el autostopista abría la portezuela y se metía en el automóvil.
-Me llamo Roberto -dijo el hombre al sorprendido Haiz Rassen-. ¿Tendría la bondad de llevarme a mi casa, en la urbanización «Alturas de Aguada»? Hace casi dos meses que no veo a mi esposa Esperanza y a mi hijo.
Una curva un determinado kilometro, alli donde fallecieron suelen desaparecer.
Haiz Rassen se negó, diciendo que su esposa le estaba esperando en Arecibo. Pero Roberto insistió. El conductor volvió a tratar de poner el coche en marcha, y éste arrancó de pronto.
Convino en llevar a Roberto hasta el restaurante «El Nido». En el curso del breve viaje, el importuno pasajero le advirtió que condujese con cuidado y que no bebiese. Y pidió a Haiz Rassen que rezase por él.
Haiz Rassen se detuvo aliviado en la zona de aparcamiento del restaurante. Unos que le observaban de cerca le vieron hablar animadamente, al parecer consigo mismo. Uno le preguntó si necesitaba ayuda.
-No -respondió Haiz Rassen-, pero este caballero quiere que le lleve a casa.
Se volvió a su derecha para señalar al pasajero..., pero allí no había nadie.
Estaba tan impresionado que a punto estuvo de enfermar. Llamaron a la Policía, y dos agentes, Alfredo Vega y Gilberto Castro, le llevaron al hospital local, donde refirió su extraña historia.
Escépticos pero todavía intrigados, los agentes se dirigieron a la urbanización y llamaron a la puerta de la casa que dijo el conductor que le había indicado Roberto. La abrió una mujer que llevaba un niño pequeño en brazos. A preguntas de los agentes, respondió que se llamaba Esperanza y que era viuda de Roberto Valentín Carbó.
Su marido, que era bastante calvo, llevaba una camisa gris y unos pantalones vaqueros pardos el 6 de octubre de 1982, en que había muerto en un accidente de automóvil, en el lugar exacto de la carretera donde Abel Haiz Rassen le había visto por primera vez seis semanas más tarde..
¿Qué opináis vosotros? ¿Acaso no creéis en la 'continuidad de la mente' tras nuestra muerte? No créeis en la posibilidad de que cuerpo y mente van unidos tan sólo en nuestra vida terrenal, pero que llega un momento en el que se separan tras nuestra muerta física, sin morir por ello nosotros, ya que principalmente somos alma-mente siendo el cuerpo una mera carcasa?
Os pregunto... El cuerpo físico del ser humano, tras morir, pierde aproximadamente unos 150 gramos... Es un hecho comprobado científicamente, y son los mismos científicos los que todavía no han logrado averigüar a que se debe... No hay sustancia que desprenda el cuerpo físico tras el último aliento del fallecido que pudiera explicar esta pérdida, siempre es esa cantidad de gramos la que se pierde del peso del cuerpo....¿De dónde puede proceder?? Podría explicar la pérdida de alma del cuerpo??
¿Qué opináis??
Os transcribo 3 historias que cuentan con la fama de ser las más representativas y verídicas que hay hasta el momento, de los llamados 'Fantasmas Autoestopistas' ...
La Joven Autoestopista Fantasma
En 1931 una joven fue asesinada mientras era conducida a su casa después de un baile en el O'Henry Ballroom de la avenida Archer de Chicago. Vistiendo su blanco vestido de fiesta y sus zapatos de baile, fue enterrada en el Cementerio de la Resurrección, también en la misma calle.
Durante varios años después de lo ocurrido, algunos automovilistas han declarado haber visto a una joven con un antiguo vestido blanco practicando el autostop en la avenida Archer. Se cuenta que, sobre todo, la recogían hombres solteros o que ella subía a los coches sin ser invitada y pedía que la llevaran a casa y luego les hacía dejarla en el Cementerio de la Resurrección. Algunos automovilistas han asegurado que la mujer salía del coche sin abrir la puerta.
Una noche del mes de diciembre de 1977 un hombre pasó en coche y reparó en una mujer joven vestida de blanco detrás del portón del Cementerio de la Resurrección. Creyendo que tal vez se hubiera quedado inadvertidamente cerrada dentro, el automovilista llamó a la policía.
Pero cuando llegaron, la joven había desaparecido. Notaron, sin embargo, que las barras de hierro forjado del portón del cementerio estaban ligeramente dobladas hacia fuera y distinguieron a ambos lados las huellas de dos manos.
Un Muchacho que Desaparece
Una noche de invierno de 1965, Mae Doris, de Tulsa, Oklahoma, emprendió sola el viaje de sesenta y cinco kilómetros para ir a la casa de su hermana en Pryor. .Mientras conducía por la autopista 20 -recordó Doris- a pocos kilómetros al este de la población de Clarenmore, pasé por delante de un colegio y vi a un muchacho que parecía tener once o doce años haciendo autostop en la orilla de la carretera.»
Compadeciéndose de un muchacho tan joven en una noche tan fría, Doria detuvo el coche y se ofreció a llevarle. «Él subió y se sentó a mi lado en el asiento delantero -dijo ella-, y charlamos sobre las cosas de que suelen hablar las personas que no se conocen.» Doria le preguntó qué estaba haciendo en aquel lugar, y él le dijo: «Jugando a baloncesto en el colegio.» El pasajero parecía tener 1,65 metros de estatura y buena constitución, «como un muchacho aficionado a los deportes y que ejercitaba los músculos». Era blanco, de cabello castaño claro y ojos grises azulados. Pero, sin saberlo, Mae Doria habla recogido a un fantasma autostopista.
El muchacho señaló al fin una alcantarilla en las afueras de Pryor y dijo: «Déjeme allí.» Como no vio ninguna casa ni luces, Doria le preguntó dónde vivía, a lo cual respondió el chico: «Allí.» Ella estaba tratando de adivinar dónde era «allí» cuando el pasajero desapareció sencillamente. Doria detuvo inmediatamente el coche y se apeó de un salto. «Corrí alrededor del automóvil, casi histérica -dijo-. Miré en todas partes, arriba y abajo de la carretera, a la izquierda y a la derecha, pero fue inútil. Había desaparecido.» Más tarde, recordó Doria que el autostopista no llevaba chaqueta, a pesar del frío invernal. Una conversación casual con un empleado de una empresa de servicio público, mantenida dos años después del suceso, la enteró de que el personaje fantasma había sido recogido por primera vez en el mismo lugar en 1936.
Un Autoestopista Pertinaz
Estaba conduciendo su automóvil desde Mayagüez, Puerto Rico, hacia su casa en Arecibo, en la noche del 20 de noviembre de 1982, cuando Abel Haiz Rassen, mercader árabe que vive en Puerto Rico, cruzó un sector conocido como The Chain. Un hombre calvo estaba de pie en la orilla de la carretera, haciendo autostop. Haiz Rassen miró al hombre, que tenía unos treinta y cinco años y vestía camisa gris y pantalón vaquero pardo, y siguió adelante.
Pero cuando se detuvo ante un semáforo en rojo en la siguiente encrucijada, se paró el motor de su coche. Mientras trataba de ponerlo de nuevo en marcha, no se dio cuenta de que el autostopista abría la portezuela y se metía en el automóvil.
-Me llamo Roberto -dijo el hombre al sorprendido Haiz Rassen-. ¿Tendría la bondad de llevarme a mi casa, en la urbanización «Alturas de Aguada»? Hace casi dos meses que no veo a mi esposa Esperanza y a mi hijo.
Una curva un determinado kilometro, alli donde fallecieron suelen desaparecer.
Haiz Rassen se negó, diciendo que su esposa le estaba esperando en Arecibo. Pero Roberto insistió. El conductor volvió a tratar de poner el coche en marcha, y éste arrancó de pronto.
Convino en llevar a Roberto hasta el restaurante «El Nido». En el curso del breve viaje, el importuno pasajero le advirtió que condujese con cuidado y que no bebiese. Y pidió a Haiz Rassen que rezase por él.
Haiz Rassen se detuvo aliviado en la zona de aparcamiento del restaurante. Unos que le observaban de cerca le vieron hablar animadamente, al parecer consigo mismo. Uno le preguntó si necesitaba ayuda.
-No -respondió Haiz Rassen-, pero este caballero quiere que le lleve a casa.
Se volvió a su derecha para señalar al pasajero..., pero allí no había nadie.
Estaba tan impresionado que a punto estuvo de enfermar. Llamaron a la Policía, y dos agentes, Alfredo Vega y Gilberto Castro, le llevaron al hospital local, donde refirió su extraña historia.
Escépticos pero todavía intrigados, los agentes se dirigieron a la urbanización y llamaron a la puerta de la casa que dijo el conductor que le había indicado Roberto. La abrió una mujer que llevaba un niño pequeño en brazos. A preguntas de los agentes, respondió que se llamaba Esperanza y que era viuda de Roberto Valentín Carbó.
Su marido, que era bastante calvo, llevaba una camisa gris y unos pantalones vaqueros pardos el 6 de octubre de 1982, en que había muerto en un accidente de automóvil, en el lugar exacto de la carretera donde Abel Haiz Rassen le había visto por primera vez seis semanas más tarde..
¿Qué opináis vosotros? ¿Acaso no creéis en la 'continuidad de la mente' tras nuestra muerte? No créeis en la posibilidad de que cuerpo y mente van unidos tan sólo en nuestra vida terrenal, pero que llega un momento en el que se separan tras nuestra muerta física, sin morir por ello nosotros, ya que principalmente somos alma-mente siendo el cuerpo una mera carcasa?
Os pregunto... El cuerpo físico del ser humano, tras morir, pierde aproximadamente unos 150 gramos... Es un hecho comprobado científicamente, y son los mismos científicos los que todavía no han logrado averigüar a que se debe... No hay sustancia que desprenda el cuerpo físico tras el último aliento del fallecido que pudiera explicar esta pérdida, siempre es esa cantidad de gramos la que se pierde del peso del cuerpo....¿De dónde puede proceder?? Podría explicar la pérdida de alma del cuerpo??
¿Qué opináis??
10 Comments:
que he visto las mismas tres historias en tres paginas diferentes como le haces copy , paste
Pues claro,en el mismo texto digo que 'transcribo tres historias...',ese es el significado de transcribir no? Yo no me escondo!!
Saludos ;-)
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las tres historias han estado muy bien,pero sin embargo eres un cabron/ona.!!!ladron de muertos!!!
HIJO DE PUTA A VOS TE MATO HIJO DE PUTA A VOS TE MATO HIJO DE PUTA A VOS TE MATO
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
mira
te voy a dec ir dosque tre4s palabrillas que no te gustaran ,uno,cuando la gente muere ,como dicen los judios mueren y se acaba todo el asunto,pero¿te has puesto a pensar,que es lo que realmente e4ncarna a esos fantasmas que vagan por la faz de la tierra ...si te pones a leer la biblia ,alli encontraras la respuesta...son demonios quienes se entretienen asustandonos,esos son lo9s verdaderos fantasmas
pienso que eres un hijo de puta
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