19 septiembre, 2005

Faraones de Egipto
Cleopatra VII
:: La gran seductora ::

Numerosos artistas, ya desde la antigüedad, han dedicado sus escritos, pinturas y análisis a la mujer más venerada, odiada y enigmática de toda la historia egipcia. Más allá de las leyendas que han hecho de Cleopatra un verdadero mito, cabe hacerse varias preguntas para ayudar a entender la realidad: ¿Cuál de todas las imágenes ficticias que se nos muestran de Cleopatra se ajusta más a la verdadera? ¿Cuál es la razón del éxito de la mujer cuya muerte coincide con el final de un imperio milenario?.

Los testimonios de autores antiguos como Plutarco o Suetonio, relatando la vida de César Augusto, hablan de sus relaciones y no siempre de forma imparcial. Por otro lado, hallazgos arqueológicos como papiros o inscripciones no proporcionan mucha información, por lo que es mejor acercarse a la historia de Cleopatra como se nos ha transmitido desde los tiempos antiguos.

Hija de Ptolomeo XII Auteles, nació en el año 69 a. C. Se cree que su madre pudo ser una de las princesas reales, aunque no se conoce su nombre. En el año 51 a. C., tras la muerte de su padre y con dieciocho años, se convierte en reina junto con su hermano Ptolomeo XII, de tan solo diez. Es entonces cuando, expulsada de palacio por el eunuco Potino, conoce a Julio César. Exiliada en Siria, es llamada por Julio César, que no confiaba en los eunucos de la corte. Como se encontraba en peligro, llegó a Alejandría en secreto y, con la ayuda de su amigo Apolodoro, se envolvió en una manta y consiguió entrar en el palacio de Alejandría.

César ya había oído hablar de ella y ya estaba impactado por su osadía y astucia para entrar en palacio sin ser vista. Aunque, según Plutarco, su belleza no era impactante, cuando César la vio y habló con ella, desde la primera vez, ya nunca más pudo olvidarla. Su forma de hablar, su inteligencia y su personalidad fueron el aguijón que se le clavó muy dentro al César.

Se trataba de una princesa de Alejandría, atrevida, refinada y muy culta, que no necesitaba intérpretes para hablar con los etíopes, árabes, hebreos, medos y partos. Ya desde muy joven había aprendido de sus hermanas reinas Berenice y Arsinoe, que se disputaban al soberano en la corte de los ptolomeos, la forma de conquistar a un hombre.

Todos los escritores que se refieren a la relación entre César y Cleopatra la describen como arrolladora. No sólo pasaban la mayor parte de tiempo juntos, bien en largas fiestas y banquetes reales o bien en excursiones por El Nilo, sino que el César, única y exclusivamente por amor, entró en una guerra muy complicada en Egipto, contra Pompeyo, en la que puso en peligro el imperio romano.


Cleopatra queda embarazada de César y éste parte a luchar a Siria. Ya de vuelta la hace acudir a Roma, con el hijo de ambos, Cesarión, donde fue recibida con grandes honores.

Tras el asesinato de JulioCésar, se crea en Roma un triunvirato en el que se encuentra Marco Antonio. Cuando Cleopatra se propone conquistarle ya tiene veintiocho años y su inteligencia y su forma de persuadir han crecido con ella. Le conoció en un barco con la popa de oro, entre nereidas y cupidos, como Venus. Aquí empieza una de las historias de amor más conocidas y mitificadas por su pasión de todos los tiempos.

Marco Antonio la había reclamado desde Cilicia por haberle dado demasiado dinero a Casio para la guerra contra Octavo y contra sí mismo. Desde el primer momento en que la vio quedó completamente prendado de ella y del lujo alejandrino que Cleopatra había puesto a sus pies para conseguir sus objetivos.

Ni las súplicas de su primera mujer, Fluvia, que intentó separarle de la reina egipcia hasta su muerte, ni el matrimonio con la bella Octavia, hermana de Octavio, ni los acuerdos firmados con éste, ni la expedición que estuvo a punto de guiar en Asia pudieron disuadirle de volver a Cleopatra para darle, como prenda de reconciliación, Fenicia, Siria, Chipre, Cilicia, Judea y parte de Arabia.

Además, reconoció a los dos hijos que había tenido con ella y estuvo a punto de ir a la guerra contra el rey de Armenia y los partos. Plutarco cuenta que "no estaba en posesión de sus facultades, parecía estar bajo los efectos de una droga o brujería. Estaba siempre pensando en ella, en vez de pensar en vencer a sus enemigos".

Este amor fatal fue claramente explotado por Octavio que, indignado por su comportamiento hacia su hermana Octavia, consiguió poner al Senado en contra de Marco Antonio. Así comenzó la guerra. La última batalla se cree que sucedió en Actium. Octavio ganó, en parte gracias a la retirada de los barcos de Cleopatra, seguidos por los de Antonio, que lo abandonó todo para seguirla.

Poco después Antonio se exilia en solitario a la isla de Faros o Antirrodos. Allí se entera que Octavio ha conquistado a todos sus ejércitos. Vencido, regresa con Cleopatra. Octavio vuelve para acabar con la guerra y conquistar Egipto, cosa que consigue.

Este es el último capítulo de la tragedia, en la que Marco Antonio se suicida creyendo muerta Cleopatra. Según dice la leyenda, la reina más enigmática de Egipto, se deja morder por un áspid introducido por un campesino en una cesta de higos al comprender que su reino se había perdido y que no podría seguir viviendo sin el amor de Marco Antonio.